Mira un resumen de los mensajes que el Papa Francisco transmitió esta semana en sus intervenciones y cuentas de redes sociales

Te invitamos a leer y recordar los mensajes papales que corresponden a la semana que inició el domingo 9 de agosto y finalizó el sábado 15 de agosto de 2020.

Los temas tratados por el Papa Francisco durante esta semana fueron:

  • invocación Virgen María, por violencia en Nigeria.
  • ¡Con Dios nada se pierde!
  • esperanza, paciencia.
  • oración, perdón.
  • coronavirus, dignidad.
  • Dios, y nuestra pequeñez.
  • inquietud, Jesús.
  • Líbano, renacer.
  • Fe, corazón a Dios.

Los mensajes específicos fueron los siguientes:

15 de agosto. “Invocamos la intercesión de la “Madre de la esperanza” por todas las situaciones en el mundo que más tienen sed de esperanza: en particular por la población de la región septentrional de Nigeria, víctima de la violencia y ataques terroristas.”.

15 de agosto. “¡Con Dios nada se pierde! En María se alcanza la meta y tenemos ante nuestros ojos la razón por la que caminamos: no para conquistar las cosas de aquí abajo, que se desvanecen, sino la patria allá arriba, que es para siempre.”

14 de agosto. “La esperanza necesita paciencia: la paciencia de saber que nosotros sembramos, pero es Dios quien hace que la semilla crezca.”

13 de agosto. “Dios espera que cuando recemos también nos acordemos de los que no piensan como nosotros, de los que nos han dado con la puerta en las narices, de los que nos cuesta perdonar. Sólo la oración rompe las cadenas, sólo la oración allana el camino hacia la unidad.”

12 de agosto. “El coronavirus no es la única enfermedad que hay que combatir: la pandemia ha sacado a la luz patologías sociales más amplias. Una de ellas es la visión distorsionada de la persona humana, una mirada que ignora su dignidad y su carácter relacional. #AudienciaGeneral.”

11 de agosto. Dios no nos elige por nuestra “habilidad”, sino precisamente porque somos y nos sentimos pequeños.

10 de agosto. “Hemos nacido con una semilla de inquietud, inquietud por encontrar la plenitud. Nuestro corazón, incluso sin saberlo, tiene sed del encuentro con Dios y lo busca, muchas veces por caminos equivocados. Cuando nuestra inquietud encuentra a Jesús, comienza la vida de la gracia.”

9 de agosto. “Oremos de nuevo por el Líbano: para que, después de la catástrofe, su identidad peculiar, fruto del encuentro de varias culturas, pueda renacer fuerte y libre con la ayuda de Dios y la leal participación de todos.”

9 de agosto. “Tener fe quiere decir, en medio de la tempestad, dirigir el corazón a Dios, a su amor, a su ternura de Padre. Esto quiso enseñar Jesús a Pedro y a los discípulos, y también a nosotros hoy (Mt 14,22-33).”

DEL ANGELUS, 15 DE AGOSTO DE 2020

Cuando el hombre puso un pie en la Luna, se dijo una frase que se hizo famosa: «Este es un pequeño paso para el hombre, pero un gran salto para la humanidad». De hecho, la humanidad había alcanzado un hito histórico. Pero hoy, en la Asunción de María al Cielo, celebramos una conquista infinitamente más grande. La Virgen ha puesto sus pies en el paraíso: no ha ido solo en Espíritu, sino también con el cuerpo, toda ella. Este paso de la pequeña Virgen de Nazaret ha sido el gran salto de la humanidad”.

“María “engrandece al Señor”: no los problemas, que tampoco le faltaban en ese momento, sino al Señor. ¡Cuántas veces, en cambio, nos dejamos vencer por las dificultades y absorber por los miedos! La Virgen no, porque pone a Dios como primera grandeza de la vida. De aquí surge el Magnificat, de aquí nace la alegría: no de la ausencia de problemas, que antes o después llegan, sino de la presencia de Dios. Porque Dios es grande. Y mira a los pequeños. Nosotros somos su debilidad de amor”.

Debemos dar gracias a Dios “por las maravillas que hace por nosotros, por cada jornada que nos regala, porque nos ama y nos perdona siempre, por su ternura, y por habernos dado a su Madre, por los hermanos y las hermanas que nos pone en el camino, porque nos ha abierto el Cielo”. Si olvidamos el bien, nos recuerda el Papa, el corazón se encoge. En cambio, si recordamos, como María, las maravillas que el Señor realiza, si al menos una vez al día lo magnificamos, entonces damos un gran paso adelante. El corazón se dilatará, la alegría aumentará, afirmó Francisco.”

DEL ANGELUS, 9 DE AGOSTO DE 2020

“Cuando sentimos fuerte la duda y el miedo y nos parece que nos hundimos, en los momentos difíciles de la vida, donde todo se vuelve oscuro: no debemos avergonzarnos de gritar, como Pedro: “¡Señor, sálvame!”. Llamar al corazón de Dios, al corazón de Jesús: “¡Señor, sálvame!”. ¡Es una hermosa oración! Podemos repetirla muchas veces: “¡Señor, sálvame!”.

Dios no es el gran rumor, Dios no es el huracán, no es el incendio, no es el terremoto, como recuerda hoy también la historia del profeta Elías que dice: Dios es la brisa ligera que no se impone, sino que pide escuchar (cfr. 1 Re 19,11-13). Tener fe quiere decir, en medio de la tempestad, tener el corazón dirigido a Dios, a su amor, a su ternura de Padre. Jesús quería enseñar esto a Pedro y a los discípulos, y también hoy a nosotros.

Tal vez nosotros, en la oscuridad, gritamos: “¡Señor! ¡Señor!”, pensando que está lejos. Y Él dice, “¡Estoy aquí!” Ah, él estaba conmigo… Así es el Señor.

La tormenta es la imagen de la Iglesia, que en todas las épocas encuentra vientos contrarios, y a veces pruebas muy duras

“En esas situaciones, puede tener la tentación de pensar que Dios la ha abandonado. Pero en realidad es precisamente en esos momentos que resplandece más el testimonio de la fe, el testimonio del amor y el testimonio de la esperanza. Es la presencia de Cristo resucitado en su Iglesia que dona la gracia del testimonio hasta el martirio, del que brotan nuevos cristianos y frutos de reconciliación y de paz por el mundo entero”.

Fuente: Vatican News, Twitter e imagen de 20minutos.es

¿Cuál es tu interpretación de estos mensajes del Papa?

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