Escoje el día apropiado de la novena de Navidad (de aguinaldos o navideña), teniendo en cuenta la fecha correcta así:

1. Día 1 – 16 de diciembre
2. Día 2 – 17 de diciembre
3. Día 3 – 18 de diciembre
4. Día 4 – 19 de diciembre
5. Día 5 – 20 de diciembre
6. Día 6 – 21 de diciembre
7. Día 7 – 22 de diciembre
8. Día 8 – 23 de diciembre
9. Día 9 – 24 de diciembre

Selecciona, a continuación, el día de la novena de Navidad según la fecha descrita arriba para acceder a la consideración del día y al video con texto y audio.

Día 3 – 18 de diciembre – Tercer día de la novena de Navidad

VIDEO DEL TERCER DÍA DE LA NOVENA DE AGUINALDOS – NAVIDAD (18 DICIEMBRE)

Tercer día de la novena de Navidad (novena de aguinaldos o navideña) para ser realizada en tu casa, trabajo, escuela, institución, o donde estés, 18 de diciembre. Te invitamos a ingresar a nuestro canal, comentar, calificar “me gusta” y compartir.

ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS

pesebre

Benignísimo Dios de infinita caridad, que tanto amasteis a los hombres, que les disteis en vuestro Hijo la mejor prenda de vuestro amor para que hecho hombre en las entrañas de una Virgen, naciese en un pesebre para nuestra salud y remedio; yo, en nombre de todos los mortales, os doy infinitas gracias por tan soberano beneficio.

En torno a él os ofrezco la pobreza, humildad y demás virtudes de vuestro Hijo humanado; suplicándoos por sus divinos méritos, por las incomodidades con que nació y por las tiernas lágrimas que derramó en su pesebre, que dispongáis nuestros corazones con humildad profunda, con amor encendido, con total desprecio de todo lo terreno, para que Jesús recién nacido tenga en ellos su cuna y more eternamente.

Amén.

CONSIDERACIÓN DEL DÍA TERCERO

Así había comenzado su vida encarnada el Niño Jesús. Consideremos el alma gloriosa y el santo cuerpo que había tomado, adorándolos profundamente. Admirado en el primer lugar en el alma de ese Divino Niño, considerarnos en ella la plenitud de su gracia santificadora; la de su ciencia beatífica, por lo cual desde el primer momento de su vida vio la divina esencia más claramente que todo los ángeles y leyó lo pasado y lo por venir con todos sus arcanos conocimientos.

No supo por adquisición nada que no supiese por infusión desde el primer momento de su ser; pero Él adoptó todas las enfermedades de nuestra naturaleza a que dignamente podía someterse, aun cuando no fuese necesario para la grande obra que debía cumplir. Pidámosle que sus divinas facultades suplan la debilidad de las nuestras y les den nueva energía; que su memoria nos enseñe a recordar sus beneficios, su entendimiento a pensar en Él, su voluntad a no hacer sino lo que Él quiere y en servicio suyo.

Del alma del Niño Jesús pasemos ahora a su cuerpo, que era un mundo de maravillas, una obra maestra de la mano de Dios. No era, como el nuestro, una traba para el alma; era, por el contrario, un nuevo elemento de santidad. Quiso que fuese pequeño y débil como el de los niños, y sujeto a todas las incomodidades de la infancia, para asemejarse más a nosotros y participar de nuestras humillaciones.

El Espíritu Santo formó ese cuerpecillo divino con tal delicadeza y tal capacidad de sentir, que pudiese sufrir el exceso para cumplir la grande obre de nuestra redención. La belleza de ese cuerpo divino fue superior a cuanto divino fue superior a cuanto se ha imaginado jamás; la divina sangre que por sus venas empezó a circular desde el momento de la encarnación es la que lava todas las manchas del mundo culpable.

Pidámosle que lave las nuestra en el sacramento de la penitencia, para que el día de su Navidad nos encuentre purificados, perdonados y dispuestos a recibirle con amor y provecho espiritual.

ORACIÓN A LA SANTÍSIMA VÍRGEN MARÍA

Soberana María que por vuestras grandes virtudes y especialmente por vuestra humildad, merecisteis que todo un Dios os escogiese por madre suya, os suplico que vos misma preparéis y dispongáis mi alma y la de todos los que en este tiempo hiciesen esta novena, para el nacimiento espiritual de vuestro adorado hijo. ¡Oh dulcísima madre!, comunicadme algo del profundo recogimiento y divina ternura con que lo aguardasteis vos, para que nos hagáis menos indignos de verle, amarle y adorarle por toda la eternidad. Amén.

Avemaría (3 veces)

Dios te salve, María, 
llena eres de gracia;
el Señor es contigo.
Bendita Tú eres 
entre todas las mujeres,
y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. 
Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros, pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén

ORACIÓN A SAN JOSÉ

¡Oh santísimo José, esposo de María y padre adoptivo de Jesús! Infinitas gracias doy a Dios porque os escogió para tan soberanos misterios y os adornó con todos los dones proporcionados a tan excelente grandeza. Os ruego, por el amor que tuvisteis al Divino Niño, me abracéis en fervoroso deseos de verle y recibirle sacramentalmente, mientras en su divina esencia le veo y le gozo en el cielo. Amén. (Continúa esta parte con un Padrenuestro, un Avemaría y un Gloria)

Padrenuestro (una vez)

Padre nuestro que estás en el cielo, 
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu Reino;
hágase tu voluntad 
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy 
nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos 
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Avemaría (1 vez)

Dios te salve, María, 
llena eres de gracia;
el Señor es contigo.
Bendita Tú eres 
entre todas las mujeres,
y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. 
Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros, pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén

Gloria (1 vez)

Gloria al Padre
y al Hijo
y al Espíritu Santo.
Como era en el principio,
ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

ORACIÓN AL DIVINO NIÑO

Acordaos, ¡oh dulcísimo Niño Jesús!, que dijisteis a la venerable Margarita del santísimo Sacramento, y en persona suya a todos vuestros devotos, estas palabras tan consoladoras para nuestra pobre humanidad agobiada y doliente: “Todo lo que quieras pedir, pídelo por los méritos de mi infancia y nada te será negado”.

Llenos de confianza en vos, ¡oh Jesús!, que sois la misma verdad, venimos a exponeros toda nuestra miseria. Ayúdanos a llevar una vida santa, para conseguir una eternidad bienaventurada.

Concédenos por los méritos infinitos de vuestra infancia, la gracia de la cual necesitamos tanto. Nos entregamos a vos, ¡oh Niño omnipotente!, seguros de que no quedará frustrada nuestra esperanza y de que, en virtud de vuestra divina promesa, acogeréis y despacharéis favorablemente nuestra súplica.

Amén.

GOZOS NAVIDEÑOS

R/. Dulce Jesús mío, mi niño adorado
¡Ven a nuestras almas! ¡Ven no tardes tanto!

I.

¡Oh, Sapiencia suma
del Dios soberano,
que a infantil alcance te rebajas sacro!
¡Oh, Divino Niño, ven para enseñarnos
la prudencia que hace verdaderos sabios!

Ven a nuestras almas,
Ven, no tardes tanto!

(canto)

 

II.

¡Oh, Adonai potente
que a Moisés hablando,

de Israel al pueblo
diste los mandatos!

¡Ah, ven prontamente
para rescatarnos,

y que un niño débil
muestre fuerte el brazo!

 

Ven a nuestras almas,
Ven, no tardes tanto!

(canto)

 

III.

¡Oh, raíz sagrada de
Jesé que en lo alto

presenta al orbe tu
fragante nardo!

Dulcísimo Niño que
has sido llamado 

Lirio de los valles, Bella flor del campo.

 

Ven a nuestras almas,
Ven, no tardes tanto!

(canto)

 

IV.

¡Llave de David que
abre al desterrado

las cerradas puertas
de regio palacio!

¡Sácanos, Oh Niño con
tu blanca mano,

de la cárcel triste
que labró el pecado!

 

Ven a nuestras almas,
Ven, no tardes tanto!

(canto)

 

V.

¡Oh, lumbre de
Oriente, sol de eternos rayos, 

que entre las
tinieblas tu esplendor veamos!

Niño tan precioso,
dicha del cristiano,

luzca la sonrisa de
tus dulces labios.

 

Ven a nuestras almas,
Ven, no tardes tanto!

(canto)

 

 

 

VI.

¡Espejo sin mancha,
santo de los santos,

sin igual imagen del Dios soberano!

¡Borra nuestras
culpas, salva al desterrado

y en forma de niño,
da al mísero amparo!

 

Ven a nuestras almas,
Ven, no tardes tanto!

(canto)

 

VII.

¡Rey de las naciones, Emmanuel preclaro,

de Israel anhelo
Pastor del rebaño!

¡Niño que apacientas con
suave cayado

ya la oveja arisca,
ya el cordero manso!

 

Ven a nuestras almas,
Ven, no tardes tanto!

(canto)

 

VIII.

¡Ábranse los cielos y
llueva de lo alto

bienhechor rocío como
riego santo!

¡Ven hermoso Niño,
ven Dios humanado!

¡Luce, Dios estrella!
¡Brota, flor del campo!

 

Ven a nuestras almas,
Ven, no tardes tanto!

(canto)

 

IX.

¡Ven, que ya María
previene sus brazos,

do su niño vean, en
tiempo cercanos!

¡Ven, que ya José,
con anhelo sacro,

se dispone a hacerse
de tu amor sagrario!

 

Ven a nuestras almas,
Ven, no tardes tanto!

(canto)

 

 

 

 

X.

¡Del débil auxilio,
del doliente amparo, 

consuelo del triste, luz del desterrado! 

¡Vida de mi vida, mi dueño adorado,

mi constante amigo, mi divino hermano! 

 

Ven a nuestras almas,
ven, no tardes tanto!

(canto)

 

XI.

¡Ven ante mis ojos,
de ti enamorados!

¡Bese ya tus plantas!
¡Bese ya tus manos!

¡Prosternado en
tierra, te tiendo los brazos,

y aún más que mis frases,
te dice mi llanto!

 

Ven a nuestras almas,
Ven, no tardes tanto!

(canto)

 

XII.

¡Ven Salvador nuestro
por quien suspiramos

Ven a nuestras almas,
Ven, no tardes tanto!

(canto)

Oración para todos los días - Imagen de FreePik
Navidad en familia – imagen de Freepik

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